viernes, 7 de noviembre de 2014

Mozambique 5/07/2013

Hoy me he levantado dispuesto a pasar de todo. La bruja lo mismo puede levantarse más tranquila y arrepentida de su comportamiento de ayer, lo mismo se encasilla en ser la poseedora de la verdad y la razón y me sigue dando por saco. Si es así, corto por lo sano y me largo.

Empieza la reunión de primera hora. Ana, Victorino, Amado y yo. Se habla de cargar en un camión 1000 Kg de combustible y Ana pregunta cuanta carga puede cargar el camión. Nadie lo sabe. Victorino dice que lo pone el camión. Amado y Ana van a verlo. Yo voy a ir también pero Victorino me pide que me quede.

Aterrorizado quiere contrastar sus notas con las mías por si se equivoca comprando el combustible y le cae la del pulpo. Los dos tenemos los mismos datos.

Vuelve Ana y me pregunta cuanta carga es capaz de transportar el camión (lo hace porque yo no he ido a verlo). Respondo que no lo se. (No podía decirle que no he ido por ayudar a Victorino). Desafiante me vuelve a echar en cara mi incompetencia y me pregunta que hacemos.
  • Me largo – le respondo yo.
  •  ¡Eres un cobarde!, te vas al primer inconveniente que te encuentras en vez de plantarle cara. ¿Y que pasa con la inversión que he hecho con el viaje.
  • No te preocupes que te devolveré hasta el último céntimo.
  • Y yo no lo acepto, porque no es eso.
A todo esto, Victorino y Amado (el supuesto espía del Gobierno) salen discretamente.
  • Si lo que buscas es que te suplique, no lo voy a hacer – me dice.
  • No, yo no quiero que me supliques, es simplemente que no valgo para esto. Yo si fuese tú me despediría inmediatamente. Yo no podría trabajar con alguien que no se aprovecha de que estoy durmiendo la siesta para conectarse a Internet a chatear con la familia.
  • Bueno, ve a Victorino, pídele el teléfono del mecánico de motosierras y subimos a arriba a hablar.
Salgo, le pido a Victorino ese teléfono y mientras me lo da, el buen hombre, que habrá visto desfilar un montón de europeos huyendo de esa casa antes que yo, me dice. “Paciencia, paciencia, aguanta”
  • Es muy dura doña Ana – le digo yo por no decirle que es una cabrona del quince.
Subo a sus salita privada y empezamos a hablar un buen rato. Le digo que yo he ido a Mozambique a trabajar en la madera, no a hacer un programa de cámara oculta donde se me ponen continuas zancadillas, a ver como reacciono. Eso ha creado en mi una inseguridad que nunca he tenido. Cada vez que me hace una pregunta o de deja una puerta abierta se que es una prueba, una trampa que debo superar; cuando la supero, alivio; pero cuando no, una bronca de horas. Yo no he venido para esto.

Ella admite que es cierto, que le gusta hacer pruebas, que le puso muchas a su sobrina Virginia; pero que tiene que hacerlas para saber como reaccionamos.

  • Pues esa situación me está llevando en solo 4 días a un stress insoportable a una inseguridad terrible y a un convencimiento de que todo lo hago mal y si por no coger un puto Internet que no afecta en nada a la empresa, se me monta un bronca de tres horas.
Dije bronca a propósito, porque ella presume de no abroncar a nadie ya que “es muy respetuosa y lo de abroncar es de jefes tiranos y no de colegas”

Ella suaviza el tono y argumenta que poner a pruebas es necesario pero que no pretende crear un responsable inseguro, que no cree que sea un monstruo por muchos colaboradores que la hayan dejado tirada, como yo lo voy a hacer.
  • En una ocasión una chica se fue el mismo día que vino. ¡Y eso que se pagó ella el viaje!. Sería al ver el guardia de seguridad que tenemos – dijo.
Seguimos la conversación en tono más calmado y llegamos al acuerdo de, yo no ser tan “exageradamente respetuosos” y ella trataría de no apretar para que recupere la confianza en mi mismo.

Dejamos la fiesta en paz y nos fuimos a continuar el trabajo. Teníamos que comprar muchas cosa, porque mañana nos vamos a pasar 4 días en el “mato” (el bosque)
  • Seguro que aquello te va a encantar, Paco. Aunque es posible que nos pille la lluvia.
Durante todo el día estuvo “simpatiquísima”; aunque a veces se le veía con intenciones de volver a armarla; pero, recordando la conversación de ayer, se frenaba.

No se cuanto tiempo se va a frenar; pero yo lo tengo claro. Me largo.

Durante el día soltó algunas perlas que la definen:
  • Divorciada poco tiempo después de casarse (no me extraña; con ese carácter);
  • su hijo la culpa de maltratar a los africanos, “Y no es verdad” (dice); ha tenido enfrentamientos con él y, por ello, que no quiere ayudarla en este negocio.
  • Su madre no le dirige la palabra.
  • Está excluida socialmente “porque no quieren relacionarse con quien, como ella, se enfrenta al Gobierno”.
  • Y quiere que le ayude a buscar novio (para eso no me necesita a mi, necesita un psiquiatra).
Me a comprado "la WIFI" y ya la estoy usando. Pero no podré hacerlo los próximos 4 días porque nos vamos al “mato”.

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